Los astrónomos han observado, por primera vez, un cometa interestelar, 3I/ATLAS, emitiendo rayos X, proporcionando nuevos conocimientos sobre su composición y cómo interactúa con el entorno de nuestro sistema solar. La detección, realizada tanto por el observatorio XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA) como por la misión XRISM liderada por Japón, permite a los científicos estudiar gases que de otro modo permanecerían ocultos a los telescopios ópticos tradicionales.
¿Qué hace que este cometa sea especial?
3I/ATLAS es sólo el tercer objeto interestelar confirmado que pasa por nuestro sistema solar. A diferencia de la mayoría de los cometas que se originaron en nuestro vecindario, se formó alrededor de otra estrella, lo que lo convierte en un visitante único. Esto permite a los científicos analizar material que normalmente no se encuentra en nuestro sistema solar, lo que potencialmente arroja luz sobre la diversidad de sistemas planetarios en otras partes de la galaxia.
Cómo los rayos X revelan gases ocultos
Los cometas suelen aparecer brillantes en luz visible debido a la luz solar reflejada. Sin embargo, las emisiones de rayos X cuentan una historia diferente. Cuando las partículas energéticas del sol (viento solar) chocan con los gases que rodean un cometa, producen rayos X. Este fenómeno es particularmente útil para detectar elementos más ligeros, como el hidrógeno y el nitrógeno, que son difíciles de detectar con instrumentos de luz visible.
El telescopio XRISM observó por primera vez 3I/ATLAS durante 17 horas entre el 26 y el 28 de noviembre, capturando un brillo de rayos X que se extendía aproximadamente a 250.000 millas desde el núcleo del cometa. Esto confirma que el viento solar está energizando activamente la nube de gas del cometa. Observaciones posteriores realizadas por el observatorio XMM-Newton de la ESA el 3 de diciembre revelaron un brillo distintivo de rayos X, lo que confirma aún más esta interacción.
Más allá del vapor de agua: una huella química
Observaciones anteriores con instrumentos como el telescopio espacial James Webb han identificado vapor de agua, monóxido de carbono y dióxido de carbono en 3I/ATLAS. Sin embargo, los datos de rayos X proporcionan firmas espectrales adicionales de carbono, nitrógeno y oxígeno. Estos hallazgos ayudarán a los científicos a desenredar la mezcla de partículas liberadas por el núcleo del cometa y cómo reaccionan dentro del entorno energético cercano al sol.
“3I/ATLAS presenta una nueva oportunidad para estudiar un objeto interestelar, y las observaciones en luz de rayos X complementarán otras observaciones para ayudar a los científicos a descubrir de qué está hecho”, señalaron los funcionarios de la ESA.
Los datos combinados de estas dos misiones brindarán a los investigadores una comprensión más completa de la composición del cometa, lo que podría ofrecer pistas sobre las condiciones en el sistema estelar donde se originó. Esta observación subraya el valor de la astronomía de múltiples longitudes de onda, donde diferentes tipos de luz revelan diferentes aspectos de los objetos celestes.
En conclusión, la detección de emisiones de rayos X de 3I/ATLAS marca un importante paso adelante en la comprensión de los objetos interestelares y su interacción con nuestro sistema solar, y promete nuevos descubrimientos a medida que los científicos continúen analizando los datos.
